miércoles, 29 de marzo de 2017

Samaná Fest Comunitario: reconocimiento al territorio, la biodiversidad y la vida.

Entre el 18 y 19 de marzo se realizó el Samaná Fest Comunitario en el río Samaná en su confluencia con el río Dormilón y en el puente metálico sobre la autopista Medellín-Bogotá, jurisdicción de San Luis (Oriente antioqueño) como muestra de vida y biodiversidad haciéndose reconocimiento del río y de usos económicos alternativos y sostenibles, diferentes a la generación hidroeléctrica. 
foto: recopilada por Movete. Vereda Boqueron
Además de "resaltar la importancia de la cuenca en la cadena Guatapé-Nare–Nus y su conexión directa al Río Magdalena", buscó ser "un espacio comunitario de reconocimiento y apropiación del río y del territorio", teniendo en cuenta el contexto de retorno de la población con sus "proyectos de vida" después de ser afectada por el conflicto armado. (ver convocatoria Festival del Río Samaná 2017. Por la defensa de nuestro Territorio. En: www.kavilando.org). 
fotos: recopilada por Movete. Vereda Boqueron

Muchos comenzaron el festival en la vereda Boquerón (municipio de San Francisco) de donde navegaron en botes de rafting el Río Verde y su encuentro con el Calderas, donde es el "nacimiento verdadero del Río Samaná" según la convocatoria Festival del Río Samaná 2017.

Para una participante del Movimiento por la Vida y Defensa del Territorio del Oriente Antioqueño (MOVETE), la actividad incidió en un nuevo reconocimiento del territorio por personas que habían sido despojadas o limitadas de él, quienes "viven del rio pero no conocen su biodiversidad" ni "habían experimentado ese tipo de aventura". 

foto: recopilada por movete.
Llegada a la confluencia samaná-dormilon
El Samaná Fest se completó en la confluencia del Samaná y el Dormilón con trova, canto, estampacion de camisetas, bailarines, paseo de olla, y un acto simbólico en la autopista donde -relata la compañera- "nos acercamos desde los 2 lados del puente y en el medio nos abrazamos como acto de paz, reconciliación e unidad en defensa del territorio", pues en época de violencia "el río era como una frontera invisible natural" ya que un lado lo controlaban los paramilitares y el otro la guerrilla. 
Se buscó hacer entender a los viajeros que "los ríos son también carreteras de vida, menos utilizada que las de asfalto, pero más vital... Represar el Rio Samaná es como represar la Medellín-Bogotá", y "el país no puede funcionar así" (www.kavilando.org). 
Un compañero del grupo de investigación Kavilando de la Universidad San Buenaventura que hace parte de Redipaz –red interuniversitaria por la paz-  observa el "apoyo al Samaná Fest como unión de voluntades", propuesto por la Corporación Yumaná, apoyada por organizaciones pertenecientes a MOVETE, Expedición Colombia y personas de varios 
municipios del Oriente antioqueño entre otros. 
foto: recopilada por Movete.
Acto simbólica en el puente 

Una "protesta positiva", principalmente "mostrando la belleza del lugar, paz, fortalecimiento y cohesión de la comunidad", tratándose no tanto de visibilizar lo negativo contra la empresa sino la posibilidad de algo mejor. 

Reconocimiento al cañón del río Samaná Norte 

El río nace en la convergencia de Sonsón, El Carmen de Viboral y San Francisco y recorre territorios de Cocorná, San Luis, San Carlos, Caracolí y Puerto Nare donde se encuentra con los ríos Nare y Nus para desembocar en el Magdalena.
En su recorrido es eje estructurante de la zona de bosques húmedos tropicales, un ecosistema único cobijado de selva al cual "le cruza una de las dos venas kársticas que posee la geografía colombiana" configurando una "zona de alto endemismo", variedad biológica, botánica y cultural por ejemplo hallazgos arqueológicos: cuevas, petroglifos y pinturas rupestres prehispánicas. (www.kavilando.org)

foto: Fundacion Yumaná. Rio samana en Puerto Garzá (narices)
Por ello la exigencia de configurarlo como área protegida pero con posibilidad de uso por medios alternativos económicos con base en la comunidad y la cultura local, no en un negocio como pretende la empresa Celsia -del Grupo ARGOS- con la hidroeléctrica Porvenir II que afectaría 73,45% de la cuenca, especies endémicas de plantas que no existen si no en el cañón del Samaná, así como animales asociados a ellas. P. ej. especies de plantas adaptadas a corrientes de aguas rápidas como las llamadas reófitas (3 endémicas). más de 76.000 individuos de especies arbóreas, 64 de mamíferos, 273 de aves (2 endémicas), 33 de anfibios (3 endémicas), 35 de reptiles (1 endémica), y peces de aguas torrentosas (Picuda, Sabaleta, Pataló, Bocachico, Dorada).

El reconocimiento de las comunidades que se reconstruyen

Redipaz acompaña a las comunidades afectadas por la latente construcción de la hidroeléctrica Palaguas (que generaría 98 Mgv) y Porvenir II (352 megavatios). Así lo hizo en el Encuentro de comunidades afectadas por proyectos hidroeléctricos en el Oriente antioqueño a inicios de año en Puerto Garza (corregimiento de San Carlos) en el cual el profesor Miller Dussán de la Mesa Social Minero-Energética, expuso casos como la hidroeléctrica el Quimbo y Pitalito (Huila) donde "se logró blindar" el territorio por lo menos a través de sentencias o acuerdos en el concejo.

Comenta el compañero de Redipaz, que ello dio luces en el Oriente, pues en el concejo y alcaldía de San Carlos se radicó un derecho de petición y una declaración de las comunidades afectadas acudiendo a la sentencia T-445 de 2016 (prohibición de minería por entidades territoriales. Respalda el derecho de las comunidades promover su propio desarrollo del suelo), a la T-135 de 2013, a la T-348 de 2012 (participación de comunidades afectadas por megaproyectos y soberanía alimentaria), y a la ley 1448 sobre restitución y no- revictimización, proponiéndose además radicarlos en la Asamblea Departamental, en Cámara y Senado. 

Recordemos que el Consejo de Estado había admitido la demanda de nulidad de la resolución 0168 de 2015 -con la cual la ANLA otorgó Licencia Ambiental a Celsia, así como una Acción Popular por vulneración de la permanencia en el territorio, soberanía alimentaria, el ambiente sano, además de la omisión a la afectación de los ecosistemas, el no-registro de múltiples plantas, entre otros temas.
Es de resaltar que en San Carlos ya no hablan de mesa de concertación si no de mesa de defensa del agua y el territorio tratando más de estar pendientes de proteger al territorio ante incursiones no deseadas que de negociar la indemnización. Ya muchos han sentido el desplazamiento negociado y la presión para que vendieran o desalojaran tierras que nutren las hidroeléctricas de EPM como Playas (201 MW), y de ISAGEN como Calderas (26 MW), Jaguas (170 MW), y San Carlos (1.240 MW). Algunos de quienes no fueron desplazados pasaron de ser guardianes del alimento (café, maíz, caña, yuca, fríjol, plátano, piña) a ser guardianes de infraestructura; en regiones como el corregimiento de Samaná la ganadería ha ido desalojando la agricultura y los bosques.
Por eso las comunidades junto a organizaciones acompañantes siguen impulsando tradiciones o actividades en defensa de los ríos, la seguridad alimentaria y la permanencia como en Puerto Garza con las Fiestas del Bocachico, o el Samaná Fest comunitario mostrando la posibilidad de algo mejor.

Son alentadores ejemplos como la negación de licencia para la hidroeléctrica Cañafisto (cercana a 1.000 Mw) en el río Cauca, o la cancelación de la represa en el río Tapajós en el corazón de la Amazonía en Brasil por la lucha del pueblo Munduruku el año pasado.



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